Un Curso de Milagros.

Este blog se ha abierto para ser un punto de comunicación sobre nuestra verdadera identidad, sobre la verdad de lo que somos. A pesar de que es algo que no se puede conceptualizar, sí se puede dar forma a conceptos que apunten a ello. Un Curso de Milagros es un conjunto de dichos conceptos y una forma práctica de llevarlos a nuestra vida diaria, de modo que no es sólo un discurso teórico, sino que la práctica es una parte esencial en el proceso de reconocer nuestra verdadera identidad.

miércoles, 18 de febrero de 2009

El universo holográfico.

No hay pensamientos fútiles, y cada uno de ellos cobra forma en algún nivel. Son los filtros a través de los cuales percibimos, y por lo tanto lo percibido representa nuestros pensamientos.

Todos estamos de acuerdo en que en nuestra mente gobernamos nosotros, a no ser que cedamos el control a factores externos de manipulación, pero hasta en este caso es voluntariamente cedido. Nosotros somos los responsables de la aceptación o del rechazo de pensamientos en nuestra mente, y por lo tanto, el contenido de nuestra mente es responsabilidad nuestra. En ella podemos aceptar pensamientos reales o falsos, de amor o de miedo.

Nuestros pensamientos desencadenan nuestra emociones, ya que lo que sentimos en una situación depende de cómo la interpretamos o percibimos, y eso llega a nuestra mente a través del filtro de lo que pensamos. Con lo que podemos decir que, si soy responsable de lo que pienso, y lo que pienso desencadena lo que siento, soy responsable de lo que siento en cada momento.

Y si vamos más allá, lo que percibo en una situación determinada depende también de lo que pienso. Es decir, que en realidad lo que veo son mis propios pensamientos materializados en formas.

Pero es más, en realidad sólo pienso en relación a mí mismo, pues no puedo ser los pensamientos de otro, con lo que en realidad, sólo me veo a mí mismo en toda circunstancia. Las cosas y las personas representan los pensamientos que tengo sobre mí mismo. Así pues, cuando percibo abandono, es que me considero abandonable, cuando percibo ataque es que me considero vulnerable, etc. Sólo veo la idea que tengo de mí mismo.

Por lo tanto mi mente es la que fabrica la realidad que percibo, pues no percibimos con los sentidos sino con el cerebro. Así que el mundo percibido es una representación tridimensional de mi mente, un holograma. y cada parte del holograma contiene la totalidad. Cada parte es la completa representación de todo mi sistema de pensamiento. De ahí el funcionamiento de la reflexología, la acupuntura y demás técnicas que tratan la totalidad del cuerpo a través de una parte del mismo.

Todo lo percibido opera del mismo modo, es una representación de mis pensamientos, y por ello no existen pensamientos fútiles.

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